Cómo hace Brenda, anfitriona en Airbnb, para ganar ingresos de jubilación
Brenda, anfitriona en Airbnb, les da una acogedora bienvenida a sus huéspedes en su segundo alojamiento en el barrio de Gentilly, Nueva Orleans. Brenda nació y se crio en Nueva Orleans, y está orgullosa de mostrarles su casa y su ciudad a viajeros de todas partes del mundo. “Viví acá 66 años, toda mi vida, y tengo esta casa desde hace 32”, cuenta. “Fui a la escuela pública en Nueva Orleans y me encanta mostrarle mi ciudad a la gente”. Cuando se mudó con su segundo marido, Brenda no quiso tener que vender la casa en la que crio a su familia. Ser anfitriona le permitió conservar su casa y mantenerse después de la jubilación.
Brenda descubrió Airbnb cuando estaba ayudando a su hija en su mudanza a España. “Nos quedamos en la casa de una señora y fue muy amable con nosotras. Incluso nos ayudó en la mudanza de mi hija. Fue la mejor experiencia, y pensé que yo podría hacer lo mismo por alguien más”. Ahora lo hace. Cuando recibe a sus huéspedes, Brenda les da un paquete de bienvenida que tiene algunas cosas para picar y recomendaciones. También se asegura de que sepan dónde ir y cómo disfrutar de toda la ciudad. “Les doy mi pequeño discurso de señorita maestra. Uno de mis huéspedes dijo que era como si se estuviera quedando en la casa de su tía favorita”.
A Brenda le encanta compartir con los huéspedes lo que sabe de los rincones especiales de la zona, y suele recomendarles lugares que no forman parte de la experiencia típica en Nueva Orleans. “Siempre recomiendo que la gente vaya al aeropuerto de Lakefront, donde llegan los aviones privados. Hay un restaurante bellísimo, Messina’s, donde hacen los mejores panqueques del mundo. Si pedís dos y ya pediste demasiados, porque son del tamaño de un plato”, dice Brenda entre risas. “Y después les recomiendo Sassafras, donde conseguís el gumbo más auténtico de Nueva Orleans. Preparan gumbo desde cero todos los días”.
Brenda nota que sus huéspedes aportan a las empresas locales gracias al dinero que ahorran al quedarse en su alojamiento en Airbnb. “Puede que las personas que se quedan conmigo no tengan $600 para hospedarse tres días en un hotel en el centro de la ciudad, pero todo lo que tienen, lo van a gastar en Nueva Orleans. Así que compran en los negocios y así contribuyen a nuestra economía”.
Para Brenda, hospedar es una forma de conservar su casa y llegar a fin de mes. Después de una lesión que le cambió la vida, Brenda tuvo que jubilarse de manera anticipada. “Me operaron el cuello y no pude trabajar más”. Después del huracán Katrina, tuvo que comenzar a pagar más del doble por la tarifa de su seguro y los impuestos a la propiedad. “Con gastos tan altos en agua y luz, los pagos al seguro y los impuestos a la propiedad, ¿qué te queda? Tu familia y tus amistades, eso es lo que te queda”.
Ser anfitriona me ha dado una fuente muy importante de ingresos para pagar gastos grandes. “[Hospedar es] mi única fuente de ingresos, eso y el Seguro social”. A Brenda le preocupa que el Gobierno decida sacarle esto. Si el Gobierno de la ciudad decide prohibir de forma permanente los permisos para estadías de corta duración en alojamientos enteros de zonas residenciales, “sería un gran error y yo no sabría qué hacer. Además, me preocupa más entender cómo va a hacer el Gobierno para compensar los ingresos que recibe el Estado por estos alquileres de corta duración. Tendría un gran impacto en mis propios ingresos. Todo esto me frustra demasiado”.
En definitiva, Brenda espera que el Gobierno de la ciudad tome una decisión sensata y permita que las personas como ella, que tienen permisos temporales para estadías de corta duración o un segundo espacio, sigan recibiendo huéspedes en sus alojamientos enteros. “Espero que decidan a favor de los propietarios, personas que viven acá desde siempre, como yo”. Con una normativa justa y lógica, Brenda podría seguir generando ganancias para llegar a fin de mes y continuar destacándose como embajadora de su hermosa ciudad.
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